CLAVE P90008

MEMORIAS DE LOS FESTEJOS CONMEMORATIVOS DEL 20 ANIVERSARIO DEL CIPES.

FEBRERO DE 1990.

APROVECHAMIENTO CINEGÉTICO. UNA ALTERNATIVA

PARA LOS RANCHOS GANADEROS DE SONORA.

Carlos Hugo Alcalá Galván.

La fauna silvestre es un recurso renovable cuyo aprovechamiento genera sustanciosas utilidades económicas en algunos países. Argentina, por ejemplo, de 1976 a 1979 obtuvo aproximadamente 260 millones de dólares por venta de carne de fauna silvestre, y 245 millones de dólares por especímenes.

En los Estados Unidos de América se calcula que aproximadamente 20 millones de cazadores erogan alrededor de 10,000 millones de dólares por año. Tan solo en el Estado de Texas, exclusivamente la cacería de venado cola blanca representa ingresos promedio de 250 millones de dólares al año, mediante la cosecha de 350,000 venados por temporada.

En nuestro país el interés por el aprovechamiento organizado de los animales de caza, como actividad remunerativa de la explotación de pastizales, se ha incrementado notablemente en los últimos años. En el noreste de México un considerable número de ganaderos involucra con bastante éxito el manejo y administración de las poblaciones de venado cola blanca como una alternativa complementaria a las actividades ganaderas en sus ranchos. En 1987 se efectuó un análisis financiero comparativo entre la explotación ganadera y el aprovechamiento cinegético del venado cola blanca en uno de los ranchos del norte de Coahuila. Los resultados indican que las ganancias monetarias obtenidas por los servicios brindados para la cacería del venado triplican las utilidades netas totales de la producción extensiva de bovinos de carne. En promedio, cada cazador paga alrededor de 1,500 dólares por el permiso de entrada a un rancho y los servicios de alojamiento, sin la garantía del éxito de cacería.

En Sonora el potencial de la fauna cinegética quizá sea mayor, ya que en sus tierras habitan especies como el venado bura y el borrego cimarrón, cuyas características particulares de morfología y de comportamiento los colocan entre los trofeos de caza mas codiciados tanto por cazadores nacionales como extranjeros. En la temporada próxima pasada del borrego cimarrón, un cazador del Estado de Arizona, E.U.A., pagó 53,000 dólares para poder cazar un ejemplar de esta bella especie.

Además de estas dos especies de caza mayor, en la entidad también se puede aprovechar el venado cola blanca que se distribuye en la mayor parte del Estado, el jabalí de collar, el puma, el guajolote silvestre, los conejos y algunos pequeños carnívoros, así como codornices, palomas y aves acuáticas migratorias como son los patos y gansos que cada año llegan desde las regiones frías de los Estados Unidos y Canadá para pasar el invierno en áreas con disponibilidad de alimento y refugio necesarios para fines reproductivos.

El programa de aprovechamiento cinegético abocado a lograr los máximos beneficios en un área determinada depende de la o las especies silvestres involucradas y las características propias del sistema de explotación del terreno. En el Estado de Sonora aproximadamente 16 millones de hectáreas, o sea el 87% de la superficie total, son ocupadas por alrededor de 6,000 predios ganaderos, cuya actividad principal es el manejo extensivo de bovinos de carne y el producto final son los becerros al destete. Es por esta razón que los planes para manejo y fomento de animales de caza deben diseñarse en forma tal que ajusten de manera compatible con los programas de manejo ganadero.

Para hacer una estimación aproximada de las utilidades económicas en la explotación combinada de ganado bovino y venado bura en un rancho típico del desierto sonorense, consideremos el siguiente caso hipotético:

La superficie total del rancho es de 1,200 hectáreas, divididas en cuatro potreros cuya vegetación nativa es el matorral arbosufrutescente (vegetación dominante en el centro del Estado de Sonora) y cuenta con una pradera de 100-00-00 ha establecida con zacate buffel. Los objetivos del rancho son la producción del mayor número posible de becerros al destete y el aprovechamiento cinegético de machos adultos de venado bura.

La vegetación nativa esta en condición buena y se ha definido una capacidad de carga para bovinos de 27-00-00 ha por unidad animal. De esta forma el hato ganadero se conforma de 40 vacas y 2 toros.

En el rancho se conducen excelentes condiciones de manejo y un buen programa de reemplazo con vaquillas asegura la producción de los 40 becerros al destete con un peso promedio de 200 kg cada uno. Si se tiene un buen comprador que paga $4,000.00 por kilogramo de becerro, se obtiene por los 40 becerros la cantidad de $32’000,000.00 en moneda nacional.

La población de venado bura también se encuentra en buena condición y se tiene una densidad de un venado cada 10-00-00 ha, y quizá el matorral tiene potencial para aumentar esta población sin perjudicar la productividad forrajera, si consideramos que el venado no compite por el alimento con los bovinos, ya que en estos últimos mas del 80% de la dieta corresponde a zacates y en el venado mas del 80% de su dieta se constituye de arbustivas y herbáceas. Por lo tanto con esta densidad el número a manejar en el rancho es de 120 venados.

La estructura de población de venado es ideal para el aprovechamiento de ejemplares con características de trofeo de caza y se conforma en 30% de machos adultos, 40% de hembras adultas y 30% de individuos juveniles. De esta forma se tiene en el rancho el mayor número posible de productos cosechables y se asegura la producción sostenida para años futuros.

Así, con dicha densidad y estructura de población se tienen para la temporada de cacería 36 machos, 48 hembras y 36 crías. Con una tasa de cosecha equivalente al 25% de la población de machos, para mantener la estabilidad de la población, se permite la caza de 9 venados. Si se considera que cada cazador aporta 1,500 dólares por los servicios que brinda el ranchero para sus propósitos deportivos, y asumiendo una tasa de cambio monetario de $2,500.00 por dólar, los nueve cazadores representan ingresos de 33.75 millones de pesos.

Ahora bien, a los 32 millones de pesos obtenidos por la venta de becerros deben descontarse los gastos de manejo que involucra la atención de los animales domésticos como son el control sanitario, aplicación de vitaminas, suplemento forrajero y de minerales, mano de obra y mantenimiento de infraestructura, etc. Estos gastos se calcula corresponden aproximadamente al 30% de los ingresos brutos de la producción.

Por lo tanto en este caso las utilidades de la explotación ganadera andarían alrededor de los 22.4 millones de pesos, los cuales sumados a los 33.75 millones de pesos obtenidos por los servicios para cacería, dan un total de 56.15 millones de pesos como utilidad neta de la explotación combinada de ganado bovino y venado bura. Esto significa, bajo los planteamientos expuestos, que el aprovechamiento cinegético, multiplicaría en 2.5 veces a las utilidades de la producción de becerros. Y se obtiene mayor provecho si se involucra además la utilización de otra u otras especies silvestres.

Las poblaciones de venado bura se han visto notablemente disminuidas en algunas regiones del Estado de Sonora en los últimos años. No obstante el alto potencial reproductivo de este cérvido, el restablecimiento de sus poblaciones depende en primera instancia de las acciones, que para protección y fomento de este valioso recurso, emprendan los tenedores de la tierra, en este caso principalmente ganaderos propietarios de las áreas que aportan el sustento, alimento y protección necesarios para el desarrollo de esta especie.

Un antecedente notable de recuperación de poblaciones es el caso del venado cola blanca texano que habita en el norte de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Algunos ganaderos de esa región tan solo con proteger contra la cacería tanto furtiva como legal, observaron un sorprendente incremento en las poblaciones en pocos años. en ranchos donde era difícil ver un venado ahora tienen densidades hasta de un venado cada 2-00-00 ha. Al observar esto, el número de ganaderos interesados en la conservación y fomento de fauna silvestre se incrementó significativamente al grado de llegar a la creación de la Asociación Nacional de Ganaderos Diversificados (ANAGADI) cuyos propósitos son el fomento y aprovechamiento legal de los recursos faunísticos que se encuentren o puedan implementarse en los terrenos de agostadero. Esta asociación ha incidido en la transformación de las leyes que rigen el aprovechamiento de fauna silvestre, al grado que en la nueva Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, promulgada el 1 de Marzo de 1988, se ofrece al poseedor de la tierra la concesión de la producción de la fauna generada en su terreno.

Aunque es difícil proponer un plan general de manejo de venados que pueda ser aplicable a todos los predios ganaderos del Estado de Sonora, a continuación se presentan algunas consideraciones mas importantes que pueda servir de base para elaborar los planes particulares en la mayoría de los casos.

I.- Definir objetivos. La primera decisión para establecer el programa de manejo es definir los objetivos y metas a seguir de acuerdo a las necesidades y condiciones particulares del predio. En ocasiones se puede desear tener animales con mayor calidad como trofeo de caza y en otros casos será preferible producir el mayor número posible de animales cosechables sin importar mucho la calidad de trofeo.

II.- Conservar el habitat. La palabra habitat se refiere al lugar natural donde vive y se desarrolla una especie silvestre. Los requerimientos principales de habitat para un animal son alimento, agua y protección. La vegetación nativa conformada principalmente por arbustos y árboles provee a los venados alimento y cobertura, tanto térmica como de escape a algún depredador, por esto deben evitarse al máximo los desmontes, o por lo menos efectuarse en forma que cause el mínimo perjuicio, como es el desmonte selectivo. Para conservar el habitat también es necesario mantener al ganado a la capacidad de carga o ligeramente por debajo de esta, así como establecer un adecuado sistema de apacentamiento.

III.- Evaluar poblaciones. El manejo de poblaciones de venado requiere de un adecuado sistema de análisis y monitoreo de los cambios en números de individuos a través del tiempo. Existen varias técnicas de muestreo que involucran la observación directa de los animales, como el conteo a pie, conteo en vehículo diurno, conteo nocturno con ayuda de lámpara y el conteo aéreo en helicóptero. La técnica o combinación de técnicas a ser usadas en un rancho va a depender de la extensión del predio, la topografía y vías de acceso, y por la estructura de la vegetación. Por lo menos anualmente y de preferencia en la época previa a la temporada de caza debe obtenerse información acerca de la densidad de población, relación numérica de hembras a machos, proporción de crías por hembra y porcentaje de venados aleznillos.

IV.- Mantener registros de información! El mantenimiento adecuado de los registros de la información acerca de densidad y proporciones numéricas de machos-hembras-crías en la población permite observar año con año la tendencia productiva de los venados en un área determinada, lo cual ayuda a definir las acciones de manejo mas adecuadas, así como el número de animales que puede ser cosechado en cada temporada de cacería.

Los registros de la cosecha en cada temporada de caza también son necesarios. Debe tomarse información acerca de la eficiencia de cacería, o sea la proporción de animales logrados en relación al número de cazadores, señalar para cada animal el lugar donde se cazó, el peso, las medidas y características de las astas (cornamenta) y la edad aproximada, cuando sea posible su estimación, o en su defecto conservar el maxilar inferior del animal debidamente etiquetado. La técnica usada para determinar edad en venados se basa en el grado de desgaste de los molares.

V.- Fomentar las poblaciones. El fomento se refiere a las acciones de manejo enfocados a logrear y mantener el número máximo de animales que permita la capacidad de carga del pastizal. Para esto se requiere el análisis de los factores que se involucran favorablemente y/o desfavorablemente en el desarrollo natural de las poblaciones silvestres.

La protección contra la cacería furtiva es sin duda una de las acciones mas importantes en este sentido, y se facilita si se establece un programa cooperativo de vigilancia entre rancheros vecinos para cuidar un área mayor.

Otro aspecto favorable es mantener en el sector reproductivo de la población, las relaciones numéricas adecuadas de hembras y machos. Cuando existen mas de cuatro hembras por cada macho, muchas venadas van a quedar sin cargarse después de la época de celo y la productividad disminuye notablemente.

Para elevar los índices de sobrevivencia en la población y principalmente de las crías, un especialista en manejo de fauna silvestre podrá determinar si se justifica el control de depredadores. La ejecución de esta práctica debe conducirse de acuerdo a las disposiciones legales que establezca la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología.

En el CIPES se reconoce la necesidad de investigación sobre el manejo de las poblaciones de fauna silvestre y el área donde viven, por lo que se inicia un programa de análisis sobre biología y ecología de las especies que habitan en el Estado de Sonora. Se pretende obtener información acerca de la dinámica de poblaciones silvestres, requerimientos cualitativos y cuantitativos de habitat (alimento, espacio, protección y agua) y evaluar las interacciones con los animales domésticos. El objetivo es lograr la información que permita encontrar el balance apropiado de las explotaciones combinadas de ganadería y cinegética.