CLAVE P87008

REUNIÓN DE INVESTIGACIÓN PECUARIA EN MÉXICO 1987

USO DEL FUEGO PARA CONTROL DE ARBUSTOS EN PRADERAS DE ZACATE BUFFEL

Ibarra, F.F.*, Martín R.M., Cox, J.R. y Silva O.M.F.

El fuero ha sido considerado como uno de los factores que contribuyó a que los pastizales permanecieran en el pasado relativamente libres de arbustos. En el Desierto de Sonora el uso de este método en agostadero es impráctico debido al poco combustible fino que existe en el suelo para conducir el fuego, sin embargo, en praderas de zacate buffel (Cenchrus Ciliaris (L) Link) la aplicación de este método además de mantener la pradera con densidades bajas de arbustos estimula el crecimiento del zacate. Los objetivos del presente estudio fueron: a) evaluar la quema prescrita como una alternativa para el control de arbustos en praderas de zacate buffel y b) evaluar la respuesta del zacate buffel al fuego y a la reducción de la competencia de los arbustos. El estudio se efectuó en Junio de 1985, en tres praderas de zacate buffel de 120 ha del Centro de Investigaciones Pecuarias del Estado de Sonora (CIPES), previamente excluidas del pastoreo, las cuales, presentaban altas densidades de arbustos. Dentro de los cuales, destacaban los siguientes: mezquite (Prosopis juliflora); Palo fierro (Olneya tesota); Palo verde (Cercidium microphyllum); Pitahaya (Lemaireocereus thurberi); Rama blanca (Encelia farinosa); Huizache (Acacia farnesiana); Romerillo (Baccharis sarothroides); Uña de gato (Mimosa laxiflora); Garambullo (Celtis pallida); Salicieso (Lycium andersonii); Condalia (Condaliopsis lyciodes); Sangregado (Jatropha cardiophylla); Licium (Lycium berlandieri); Gallinita (Mascagnia macroptera); Hierba de pescado (Croton wigginsii) y cola de caballo (Conyza canadensis). Para proteger las praderas y controlar el fuego se trazaron brechas contra fuegos en su periferia de 6 M de ancho. El fuego se aplicó antes del período de lluvias de verano, utilizando una antorcha manual. Se inició durante la mañana en contra de la dirección del viento, hasta que se quemó una franja de 50 M entre la parcela y la brecha contrafuegos, posteriormente, se procedió a continuar el fuego a favor de la dirección del viento. Se tomaron los siguientes datos al momento de la quema: dirección y velocidad (km/h) del viento; temperatura ambiente (C); humedad relativa (%); cantidad de forraje (kg MS/ha) al momento de la quema (combustible); porcentaje en el forraje y mantillo y la humedad en el suelo (10 cm superficiales). Los parámetros evaluados fueron la producción de forraje y la cantidad de mantillo (kg de MS/ha) pre y post-fuego, determinándose mediante 20 cortes al azar de 1 M2/parcela. La cobertura (%) y altura (cm) del zacate buffel y de los diferentes arbustos se determinó mediante 8 transectos fijos de 15 M de longitud. La densidad del zacate y de los arbustos se evaluó mediante 8 cuadrantes fijos de 7.5 y 225 M2, respectivamente, antes y después de la aplicación del fuego. El diseño que se usó fue un completamente al azar con 3 repeticiones y para la separación de medias se usó la prueba de rangos múltiples de Duncan. La dirección de viento dominante durante la prueba fue noroeste con una velocidad que varió de 3 a 5 km/h. La temperatura ambiente promedio fue de 21 C y la humedad relativa promedio fue de 20%. La cantidad de combustible al momento de la quema fue de 2300 kg de MS/ha, de las cuales 1450 era de la planta de buffel en pie y 850 kg de mantillo. El porcentaje de humedad en el forraje y mantillo fue de 4.5 y 2.1 % respectivamente y la humedad de los 10 cm superficiales de suelo fue de 0.76%. La precipitación media anual recibida en las parcelas durante el año de la quema fue de 76.5 mm quedando muy por debajo de la media de precipitación anual en la región (320 mm). Pero para el verano de 1986, la precipitación registrada en el área de estudio fue de 460 mm, 43% arriba de la media regional. La respuesta del crecimiento en el zacate buffel y de los arbustos después de la aplicación del fuego fue muy limitada debido a la escasa precipitación recibida, sin embargo, para el siguiente año el rebrote del zacate buffel como de los arbustos fue muy vigoroso debido a las condiciones favorables de humedad. Se encontraron diferencias significativas (P>0.05) tanto para mortalidad de arbustos, como para densidad, cobertura y producción de forraje. El garambullo, salicieso y cola de caballo resultaron las especies más susceptibles al fuego, con mortalidades de 100% para las tres especies. Como medianamente susceptibles resultaron hierba de pescado, mezquite, palo verde, pitahaya, uña de gato, rama blanca, huizache y romerillo con 31, 38, 42, 46, 51, 55, 60 y 73% de mortalidad respectivamente. Finalmente, como especies resistentes al fuego resultaron el sangregado, gallinita, licium, palo fierro y condalia con 3, 5, 16, 21 y 22% de mortalidad respectivamente, 2 veranos después de la aplicación del fuego. Evidentemente, el fuego dañó en diferentes formas a los arbustos en la pradera de zacate buffel y también incrementó significativamente la producción de forraje. La cantidad de combustible fino en la pradera determinada por la producción de forraje del buffel al momento del fuego, resultó ser un factor muy importante en la conducción uniforme del fuego; sin embargo, la buena distribución del combustible en la pradera fue aun más importante, considerando que los arbustos que tuvieron escaso combustible alrededor escaparon del fuego. En base a estos resultados se puede concluir que el fuego resultó una práctica efectiva para el control no-selectivo de arbustos en praderas de zacate buffel, debido a que no todas las especies arbustivas consideradas como indeseables fueron susceptibles al fuego, ni todas las especies consideradas como deseables para pastoreo de bovinos resultaron resistentes a la aplicación de esta práctica. En años con precipitaciones normales durante el verano el uso del fuego en praderas de zacate buffel resulta favorable, pudiendo incrementar la producción hasta en un 50%; sucediendo todo lo contrario en años con precipitaciones muy por abajo de la media normal; siempre y cuando se tome en consideración que estas áreas deben de ser excluidas del pastoreo por lo menos un ciclo de crecimiento para su adecuada recuperación.